jueves, 6 de mayo de 2010

Vivir muriendo...

De rodillas, quebrantada, rendida....lloré.
Sus ojos no dejaba de despreciarme, sus palabras chocaban contra mi rostro como las peores bofetadas...de manos que nunca aprendieron a acariciar... Sus movimientos bruscos rechazaban mi amor; y la indiferencia me daba el puntazo final destruyendo toda la agonía de querer hacer. Apedreda por mi propia ética, para muchos absurda, que no me permitía odiarlos.
Atrapada en esta jaula de leones, con una vestimenta de domadora que me investia en un rol al que no pertenecía, cómo convencerlos de que sus ojos educados en la experiencia del látigo los engañaban, como hacerles ver libertad en el encierro, como crear esperanza en la angustía. Miles más de estas preguntas me perdían, me llenaban de incertidumbres sacudiendo los simientos más firmes de todas mis certezas.
En frente de ojos que han visto un horror que no puedo imaginar, en manos que han sufrido lo que no puedo concebir, rodeada de anomía e inhercia, donde la esperanza es una ironía cruel, y la piedad no es conocida, mucho menos reproducida... yo morí.
Sola con mi cádaver a cuesta intentaba mi alma arrastrarme a la salida, pero cuál? CONFUSIÓN...DESEPERACIÓN...AFIXIA... pero si morí ¿cómo? y la paz de los muertos??perseguí millones de ides abstractas y concretas, fantásticas y demasiado reales, hermosas y desagradables, destructivas y creadoras... y combatiendo me rendí. CONTRADICCIÓN! despiadada por qué no me dejas aunque sea morir lejos de ti! por qué no puedo terminar con una certeza, aunque absurda y equivocada, segura de algo de lo que sea. Lo sé...la seguridad nunca fue mi fuerte, la duda siempre fue mi estandarte, pero ya no se quién soy...o no te enteraste, morí.
Corrí... grité... patalé...golpe paredes...vomite miles y miles de lágrimas...y sentí calor, primero quemaba y después me acariciaba, la luz me cegaba y después me guió, DOLOR, sentía dolor, sentía mucho dolor, sentía...nacía...nacía otra vez.

Te paras frente a ellos, con el corazón en una mano y la pasión en la otra, ofreciéndoles todo lo que sos. Y todo te lo arrebatan, como perros hambrientos tras un pedazo de carne, te dejan vacío, desalmado y desarmado, de rodillas y ahí volves a nacer, a crecer, a aprender nuevamente a reír y a llorar...a sentir...y a pensar de una manera totalmente diferente, a ser un ser diferente.
Eso es la docencia para mí.
"Puede que si, que morir sea parte de la vida"

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