jueves, 21 de agosto de 2008

Pasajeros en trance



Por qué será que los humanos pasamos toda la vida corriendo detrás de algo, que en últimas instancias nunca sabemos detras de qué.
Hagan un ejercicio, parense 5 minutos en la calle, y lo notarán. Los automovilistas reaccionan con una vehemencia terrorífica ante quien tarde una milécima de segundo en mover el auto. Los bocinazos, convertidos ya en parte del paísaje sonoro de nuestras ciudades, ya no convocan nuestra advertencia, paradoja si las hay que aquello que en origen naciera para alarmarnos e irrumpir la rutina de nuestra atención, haya sido enmudecido por la cotidianeidad... como ocurre con tantas otras cosas en la vida. Los conductores, furiosos, creen que la cantidad de insultos que les proporcionan a los demás sirve para empujar la fila de cuatro cuadras de autos embotellados a avanzar a mayor velocidad. Y los conductores de los autos de adelante que, cuanto más agredidos, menos se mueven castigando al de atrás por su desesperación, sin "mea culpa" que los hiciera reconocerse en ellos. Generando en estas condiciones una situación casi belicosa y caótica, que termia deviniendo en cuadros por demás de violentos.
Yo siempre me he preguntado ¿a donde van, que tan apresuradas estan por llegar estas personas? Los horarios a cumplir son comprensibles, pero lo más triste de esto es que muchas veces no hay un horario dictando el ritmo de este trote, sino que se corre por innercia. Hasta de vacaciones corren, como si se cumpliese con un itinerario de cosa por hacer. Nunca se esta en la calle por simple estar, sino que siempre se esta llendo a algún lado o huyendo de otro, y es un momento que debe pasar lo más rápido posible, así llegar a donde uno se dirige, para nuevamente partir.
Hay muchísimos más ejemplos de esta conducta en otros escenarios de la vida como por ejemplo una carrera universitaria (curioso es que los estudios de una persona para nutrirse intelectualmente sean llamados "carrera",aunque no es tan curiosos si todos reconocemos que durante toda nuestra fromación académica corremos detras del título); también se corre por un trabajo (la alienación absoluta, el dictado de las horas laborales son los canones mas aterradores para el hombre, inquebrantable mandamiento el de llegar a tiempo, cuestenos la vida ello, ¡mas ¿qué vida?! si nuestra vida ya es el trabajo, pareciera que si se llega tarde a trabajar, se llega tarde a la vida -quizá de aquí provenga la idea de correr detrás del título, es imprescindible integrar el mercado laborar cuanto antes sino no estaríamos "viviendo"-); y como no mencionar la carrera por una mejor situación económica (no importa raza, cultura, credo o status económico, todos corren detrás de esto, que nunca llega a ser lo pretendido, porque siempre queremos una mejor, doloroso saber que la humanidad se unifica detrás de la codicia.)


¿Acaso esos momentos donde uno se encuentra en tránsito no se vive? ¿vivir es sólo llegar? Desgraciadamente debo darles una mala noticia, pasamos más horas de nuestra vida sobre un auto, un colectivo, un tren o simplemente caminando en la calle hacia algún lugar, que las que pasamos estáticos en lugares confortables. Entonces si la vida es encontrarse en permanente transición, por qué no dejamos de correr?.
Quizás si nos detenemos un segundo en ellos podríamos descubrir que los lugares a los cuales nos dirigimos no son mejores de los que partimos, y que quizá esos momentos de "movimiento hacia..." si bien no tan comodos, son más placenteros e interesantes que simplemente llegar... y quizá, sólo quizá, al darnos ese espacio de reflexion nos demos cuenta que realmente no nos gusta el camino elegido ni el lugar al que nos dirigimos y optemos cambiar de rumbo al cual transitar.


Todos somos pasajeros en trance perpetuo, "...aferrarse a las cosas detenidas, es ausentarse un poco de la vida..."

jueves, 7 de agosto de 2008

La locura al poder


















Todos sabíamos que este momento iba a llegar, de una vez por todas la cuerda cedió y corte polea...
Todo comenzó una noche de pelis con mi hermano, estábamos viendo “Los edukadores”, en un momento determinado de la película uno de los protagonistas pinta en la pared la frase: “Cada corazón es un célula revolucionaria”. Tan simple, bella y sublime, me estremeció, pero... por qué? Si yo he leído frases mucho más fuertes que esa ,que no me dijo nada que yo ya no supiera. En ese instante me di cuenta lo que genero esa reacción en mi no eran las palabras en sí, sino la imagen: la violencia del impacto de ver esa frase en rojo sobre la pared, soporte contranatura para ella, palabras fuera de su hábitat de origen.
Pero esto es lo que pasa cuando las ideas superan a las palabras, cuando son tan inmensas que la simple materialidad que el lenguaje le pretende dar no las puede contener, y esa necesidad de expansión se ve canalizada en la superación de los limites que el papel les intenta imponer.
Crecen, comienzan a salir de las hojas, cautelosas caminan en puntitas hacia los márgenes de hoscos apuntes de clase. Para no ser descubiertas por alguna mirada inquisidora, se refugian en la solapa de algún cuaderno. Luego el insitito las supera, y van más allá y se hacen virtuales; entran en la red, donde navegaran sin rumbo fijo por nicks, blogs, flogs y demás. En algunos casos llegan a carteles que las pasean por las calles reforzadas con voces de protesta que les dan sonoridad. Otras hasta llegan a hacerse famosas y salen en Tv. en boca de algún intelectual mediático o de algún simple mediático ( sin lo de intelectual), buscando en ellas dar autoridad a lo in-autorizable.
Sin embargo ciertas frases, las más afortunadas, toman las calles. Son llevadas allí por algún joven cuyo corazón se vio conquistado por ellas y decide dejarla en paredones a mitad de la noche para que pasen sus días gritando su verdad.
Los graffiti son la expresión de la ideología en los jóvenes, que son el umbral al pueblo que puede cambiar al mundo. En esa pared a miles de millas sueño del lugar donde fueron paridas, superan los limites que el elitismo intelectual le suele imponer. Se vuelven gigantes y combativas, dando fuerza a los desesperanzados que creen en ellas y acosando a quienes las niegan.
Quizá eso fue lo que me sedujo... ver como las estructuras que contienen los ideales se vuelve obsoleta ante la fuerza inherente de los mismos.
Entonces decidí dejar salir todas esas frases que tenía encarceladas en mí para que sigan su camino y, aunque sea un poquito, fueran más allá. Comencé a pintar esas palabras por las paredes de mi cuarto. Sentía que a medida que lo hacía me desnudaba y vestía con mis ropas esa pared para que quien las necesitará pudiera tomarlas de allí.
En un momento volví a mi infancia, me olvide que soy profesora , que soy una estudiante responsable y aplicada y me entregue a mis mas triviales instintos y empecé a jugar tirando latigazos desprólijos de pintura sobre la pared, pintándome las manos y haciendo dibujos con ellas. Desde que era muy chiquita que no pintaba con las mano. Libre de toda absurda norma de conducta y decoro, sin miedo a ensuciarme, pase una tarde que no voy a olvidar nunca en mi vida. Espero haberlos convidado un poquito de esa sensación a ustedes y que este relato no haya sido solo una vana manifesteción hedonista de orgullo hacia mi
locura .










Reacciones:

Ante el hecho consumado las reacciones fueron diversas pero en todas predominaba imperante el calificativo “loca”.

Máma: ¡Que hiciste! ¿Esta criatura tuvo un brote psicótico! (minutos más tarde, luego de digerida la primera impresión) Si te cortas las venas lejos del acolchado que lo manchas ( una capa, satirizó un hecho que la supero)

Pápa: ¡Ahh Ahhh... vos no estas bien! ¡Esta chica tiene problemas! Ahhh Ahhh... eso no es normal! ¡una persona normal no hace eso!( todo esto acompañado de una caminata frenética por toda la casa entrando y saliendo de mi cuarto) – horas mas tarde vuelve a entrar y dice- Cómo vas a hacer para dormir acá, esto enloquece, te sentís perseguidos por las palabras, guarda que no se te caiga ninguna en la cabeza y te aplaste. ( sentirse perseguido por palabras como revolución, libertad, amor... por frases de Silvio, el Che, Galeano... Que maravilla, esto supero mis expectativas!!)

Abuelo: Si vienen los milicos te van a llevar.(No dijo más, y sin embargo le alcanzo para estremecerme. No por la posibilidad de que algo así realmente me pueda suceder, sino porque fui consciente de cuan efectivo fue el temor que aquella dictadura se esforzó por esparcir, que a 30 años de su desaparición, sigue operando activo e intacto.)

Abuela: (su comentario fue de la misma índole que mi abuelo, pero además me previno que no me metiera en política. La expresión de unas simples frases, ni siquiera mías en una pared, le significo a ella que “en algo ando” )

Hermano:(complice absoluto, le digo "si me internan vos venis conmigo") Vamos! (me responde)

Estas son las mas destacables las demás solo se remiten a resaltar que yo no estoy bien, que no soy normal, que necesito ayuda, que estoy loca...


Según la REA:

loco2, ca.
(Quizá del ár. hisp. *láwqa, y este del ár. clás. lawqā', f. de alwaq, estúpido; cf. port. louco).
1. adj. Que ha perdido la razón. U. t. c. s.
2. adj. De poco juicio, disparatado e imprudente. U. t. c. s.
3. adj. Dicho de cualquier aparato o dispositivo: Que funciona descontroladamente. La brújula se ha vuelto loca
4. adj. Que excede en mucho a lo ordinario o presumible. U. en sent. positivo. Cosecha loca Suerte loca
5. adj. Dicho de las ramas de los árboles: Viciosas, pujantes.
6. adj. Fís. Dicho de las poleas u otras partes de las máquinas: Que en ocasiones giran libre o inútilmente.

Según yo :

1. Yo no perdí la razón ella me perdió a mi cuando se dejo monopolizar por el elitismo de una clase.
2. Prudencia: Templanza, cautela, moderación. Menos mal que soy imprudente... lo moderado es siempre cobarde.
3. Control: Comprobación, inspección, fiscalización, intervención. Que bueno estar fuera de eso!
4. Presumir: Sospechar, juzgar o conjeturar algo por tener indicios o señales para ello. Utilizando esto como excusa se han cometido las peores atrocidades(que la REA define como locuras) Por suerte excedo toda sospecha.
5. Qué soy que?! Pujante como las ramas de un árbol para con la tierra que le dio vida y ya no puede contener porque ahora quiere ir mas allá, superándola. Ah! Mierda!!
6. Utilidad: Provecho, conveniencia, interés o fruto que se saca de algo. O sea que nadie puede sacarme, plusvalía, perdón, fruto... con razón esta como alternativa a la palabra libertad.

Che, al final estar loca no estaba tan malo...






Todas las definiciones, incluso estas últimas, son del DRAE :
http://www.rae.es/

sábado, 2 de agosto de 2008

Soy el cuco



Mientras el crudo invierno teñía de gris la calle de la ciudad, refugiados en un bar ellos se protegían detrás de la ventana de ese frío viceral, que atentaba con competir con el frío que sus corazones albergaban.
Observando como los transeúntes se aferraban a sus ropas tratando de escapar de aquel sabor a muerte que penetra el paisaje, ultrajando canallescamente su belleza. Una suave melodía interrumpió sus pensamientos “... nos divertimos en primavera y en invierno nos queremos morir...”, Charly, siempre tan oportuno, convirtiéndose en la banda sonora de esta charla para pasar el tiempo. Recorriendo aquel itinerario de temas de culto en una conversación con un amigo: amor, desamor, ideologías, utopías, música... en estos años de amistad, cuántas veces los habremos hablado? Y sin embargo no pierden el sabor a café... .Tráfico de cigarrillos mediante, llegamos a un territorio desconocido, un tema nunca antes tocado, por lo menos no con esa crudeza: nuestros temores.
La pregunta era ¿qué nos deparará el futuro? Qué se atreverá a regalarnos el destino y que nos arrebatará. La obsesión paranoica hacia el devenir se apoderó de nosotros por unos instantes, las caras de aquellas personas en las que no deseábamos convertirnos se dibujaba delante de nuestros ojos.
La soledad debe ser el fantasma más tenebroso al que los seres humanos huimos. Desde niños nuestras peores pesadillas se hacen realidad en la soledad, “el cuco” jamás aparecía con mamá o papá cerca. Y cuando crecemos, creemos haber madurado y ya no huir de él, pero nos equivocamos atrozmente, ya que éste muta y deja de ser una sombra que aterra infantes y se convierte en otra forma de temor, un temor más “adulto”. El temor a llegar a determinada edad y no tener hijos, a no tener pareja estable, ni un amor con quien envejecer...
Aún seguimos huyendo al cuco.
¿Pero a que le tememos? Si en la soledad no encontraremos nada, mas que a nosotros mismos. Entonces... a eso le tememos? ¿Acaso seremos nuestra peor pesadilla?
La gran revelación que esa tarde de café y cigarrillo me dejo fue: “el cuco soy yo”, siempre fui yo, nunca hubo nadie más en mi cuarto a los 6 que yo, no hay nadie mas en mi cuarto a los 22 que yo...



Dejemos de correr, deja de correr, dejo de correr y por fin me enfrento al cuco.