Por qué será que los humanos pasamos toda la vida corriendo detrás de algo, que en últimas instancias nunca sabemos detras de qué.
Hagan un ejercicio, parense 5 minutos en la calle, y lo notarán. Los automovilistas reaccionan con una vehemencia terrorífica ante quien tarde una milécima de segundo en mover el auto. Los bocinazos, convertidos ya en parte del paísaje sonoro de nuestras ciudades, ya no convocan nuestra advertencia, paradoja si las hay que aquello que en origen naciera para alarmarnos e irrumpir la rutina de nuestra atención, haya sido enmudecido por la cotidianeidad... como ocurre con tantas otras cosas en la vida. Los conductores, furiosos, creen que la cantidad de insultos que les proporcionan a los demás sirve para empujar la fila de cuatro cuadras de autos embotellados a avanzar a mayor velocidad. Y los conductores de los autos de adelante que, cuanto más agredidos, menos se mueven castigando al de atrás por su desesperación, sin "mea culpa" que los hiciera reconocerse en ellos. Generando en estas condiciones una situación casi belicosa y caótica, que termia deviniendo en cuadros por demás de violentos.
Yo siempre me he preguntado ¿a donde van, que tan apresuradas estan por llegar estas personas? Los horarios a cumplir son comprensibles, pero lo más triste de esto es que muchas veces no hay un horario dictando el ritmo de este trote, sino que se corre por innercia. Hasta de vacaciones corren, como si se cumpliese con un itinerario de cosa por hacer. Nunca se esta en la calle por simple estar, sino que siempre se esta llendo a algún lado o huyendo de otro, y es un momento que debe pasar lo más rápido posible, así llegar a donde uno se dirige, para nuevamente partir.
Hay muchísimos más ejemplos de esta conducta en otros escenarios de la vida como por ejemplo una carrera universitaria (curioso es que los estudios de una persona para nutrirse intelectualmente sean llamados "carrera",aunque no es tan curiosos si todos reconocemos que durante toda nuestra fromación académica corremos detras del título); también se corre por un trabajo (la alienación absoluta, el dictado de las horas laborales son los canones mas aterradores para el hombre, inquebrantable mandamiento el de llegar a tiempo, cuestenos la vida ello, ¡mas ¿qué vida?! si nuestra vida ya es el trabajo, pareciera que si se llega tarde a trabajar, se llega tarde a la vida -quizá de aquí provenga la idea de correr detrás del título, es imprescindible integrar el mercado laborar cuanto antes sino no estaríamos "viviendo"-); y como no mencionar la carrera por una mejor situación económica (no importa raza, cultura, credo o status económico, todos corren detrás de esto, que nunca llega a ser lo pretendido, porque siempre queremos una mejor, doloroso saber que la humanidad se unifica detrás de la codicia.)
¿Acaso esos momentos donde uno se encuentra en tránsito no se vive? ¿vivir es sólo llegar? Desgraciadamente debo darles una mala noticia, pasamos más horas de nuestra vida sobre un auto, un colectivo, un tren o simplemente caminando en la calle hacia algún lugar, que las que pasamos estáticos en lugares confortables. Entonces si la vida es encontrarse en permanente transición, por qué no dejamos de correr?.
Quizás si nos detenemos un segundo en ellos podríamos descubrir que los lugares a los cuales nos dirigimos no son mejores de los que partimos, y que quizá esos momentos de "movimiento hacia..." si bien no tan comodos, son más placenteros e interesantes que simplemente llegar... y quizá, sólo quizá, al darnos ese espacio de reflexion nos demos cuenta que realmente no nos gusta el camino elegido ni el lugar al que nos dirigimos y optemos cambiar de rumbo al cual transitar.
Todos somos pasajeros en trance perpetuo, "...aferrarse a las cosas detenidas, es ausentarse un poco de la vida..."